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Cuando la miseria lo obligó a emprender negocios para ganarse la vida, éstos tomaron desde el principio un rumbo tan malo que sus allegados, como también cuantos trataban con él, llegaron a considerarlo como un hombre carente de sentido práctico e incluso de inteligencia en este dominio.

Y es un hecho, los negocios que mi padre emprendía para ganar dinero nunca andaban y no daban ninguno de los resultados que otros hubieran obtenido de ellos.

Sin embargo, no provenía ello en absoluto de una falta de sentido práctico o de capacidades mentales al respecto, sino más bien de esta tendencia específica de su naturaleza.

Esta tendencia, adquirida probablemente desde la infancia, yo la habría formulado así: «Repulsión instintiva a la idea de sacar un provecho personal de la ingenuidad o mala suerte de los demás».

Dicho en otra forma, por ser hombre probo y honrado en sumo grado, mi padre nunca hubiera edificado conscientemente su bienestar sobre la desdicha del prójimo. Pero como a su alrededor la mayoría de los hombres eran representantes típicos de la mentalidad contemporánea, no vacilaban en sacar provecho de su honradez para engañarlo sistemáticamente, buscando así menospreciar inconscientemente el valor de este rasgo, sobre el cual reposa el conjunto de los mandamientos de Nuestro Padre Común.

En suma, a mi padre se le hubiera podido aplicar de manera ideal una sentencia que los adeptos de todas las religiones sacan hoy de las Santas Escrituras para caracterizar, en forma de consejo práctico, las anomalías de nuestra vida cotidiana:

Golpea —y no serás golpeado.

Pero si no golpeas, todos te apalearán como a la cabra de Sidor.

(Encuentros con hombres notables, pág. 60) Gueorgui Ivánovich Gurdjieff

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Uploaded on May 20, 2025
Taken on October 18, 2020