_Moments_
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El mar me da sueño, como la música. El mar me anega y diluye la voluntad, me disgrega el alma. (...) ¿Qué nos dice el mar? Lo que queremos que nos diga. Es como la música. Y yo quiero que las cosas -los hechos y los misterios- me digan, no lo que yo quiero, sino lo que quieren ellas, y que me obliguen a resistirlas. Y he aquí por qué no leo a los escritores que supongo han decirme lo mismo que yo pienso.
Pero esto no les pasa a los más de los hombres. La generalidad quiere leer el eco de sus propias ideas, la repetición de lo que ya sabe. Sólo exige que le cambien la expresión, y por eso dan tanta importancia a esa quisicosa superficial que llaman estilo y que no lo es. De otro modo no se explica uno que los aficionados a las corridas de toros compren al salir de una de ellas los periódicos que traen la reseña.
Y esas gentes que sólo buscan el eco de sus propios pensamientos, cuando se encuentran con algo que no han pensado, exclaman desdeñosamente: "¡Paradoja!"
(Soliloquios y conversaciones -Divagaciones de estío-) Miguel de Unamuno
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El mar me da sueño, como la música. El mar me anega y diluye la voluntad, me disgrega el alma. (...) ¿Qué nos dice el mar? Lo que queremos que nos diga. Es como la música. Y yo quiero que las cosas -los hechos y los misterios- me digan, no lo que yo quiero, sino lo que quieren ellas, y que me obliguen a resistirlas. Y he aquí por qué no leo a los escritores que supongo han decirme lo mismo que yo pienso.
Pero esto no les pasa a los más de los hombres. La generalidad quiere leer el eco de sus propias ideas, la repetición de lo que ya sabe. Sólo exige que le cambien la expresión, y por eso dan tanta importancia a esa quisicosa superficial que llaman estilo y que no lo es. De otro modo no se explica uno que los aficionados a las corridas de toros compren al salir de una de ellas los periódicos que traen la reseña.
Y esas gentes que sólo buscan el eco de sus propios pensamientos, cuando se encuentran con algo que no han pensado, exclaman desdeñosamente: "¡Paradoja!"
(Soliloquios y conversaciones -Divagaciones de estío-) Miguel de Unamuno