_Moments_
_
Agustín de Hipona como pensador que fue, dudó hasta de su sombra y fue más tarde apodado como padre de todas las herejías. Un día -volvamos a saborear esta parábola del incrédulo creyente- Agustín se paseaba por la playa. Un niño rubito de unos tres años iba al mar, cogía agua con una concha y la echaba a un pocito que había hecho en la arena. "¿Qué haces, mi chico?", le preguntó San Agustín. "Estoy vaciando el océano. Voy echando poco a poco agua a este pocito hasta que se acabe." "Ah, ya. Y, ¿cuándo crees que podrás vaciarlo del todo?". "Cuando tú hayas entendido la naturaleza de Dios".
(Dios, hoy) José Antonio Jáuregui
_
Agustín de Hipona como pensador que fue, dudó hasta de su sombra y fue más tarde apodado como padre de todas las herejías. Un día -volvamos a saborear esta parábola del incrédulo creyente- Agustín se paseaba por la playa. Un niño rubito de unos tres años iba al mar, cogía agua con una concha y la echaba a un pocito que había hecho en la arena. "¿Qué haces, mi chico?", le preguntó San Agustín. "Estoy vaciando el océano. Voy echando poco a poco agua a este pocito hasta que se acabe." "Ah, ya. Y, ¿cuándo crees que podrás vaciarlo del todo?". "Cuando tú hayas entendido la naturaleza de Dios".
(Dios, hoy) José Antonio Jáuregui