Nazaret GD
De cuando hicimos de nuestra casa un búnquer
Estaba el otro día en la terraza de casa haciéndoles unas fotos a los peques mientras jugaban con los trenes cuando miré la cámara para ver cómo había quedado una foto y me vi los pies. Les daba la sombra de la barandilla y pensé que era un reflejo muy claro de estos días. Me sentí por un momento entre rejas y me invadió una mezcla de sentimientos encontrados. Menos mal que los peques me hicieron poner los pies en la tierra otra vez enseguida y se llevaron toda aquella tristeza que por un momento me invadió. Son el mejor antidepresivo que puede haber en el mundo.
De cuando hicimos de nuestra casa un búnquer
Estaba el otro día en la terraza de casa haciéndoles unas fotos a los peques mientras jugaban con los trenes cuando miré la cámara para ver cómo había quedado una foto y me vi los pies. Les daba la sombra de la barandilla y pensé que era un reflejo muy claro de estos días. Me sentí por un momento entre rejas y me invadió una mezcla de sentimientos encontrados. Menos mal que los peques me hicieron poner los pies en la tierra otra vez enseguida y se llevaron toda aquella tristeza que por un momento me invadió. Son el mejor antidepresivo que puede haber en el mundo.