mariadoloresacero
Olvido
Miraba el mar recordando días felices de pasión y arrebato. La había conocido dos veranos atrás, allí mismo, en aquella playa. Fue un flechazo. “Dijo que vendría “, pensó. Pero hacía 3 días que esperaba en vano. El mar estaba tranquilo, las olas besaban la arena y él deseaba el roce de aquellos labios que le recorrían entero suscitando deseos que ya creía olvidados, su juventud perdida. Olvido, se llamaba pero él no quería olvidarla.
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©: Maria Dolores Acero. Todos los derechos reservados.
Olvido
Miraba el mar recordando días felices de pasión y arrebato. La había conocido dos veranos atrás, allí mismo, en aquella playa. Fue un flechazo. “Dijo que vendría “, pensó. Pero hacía 3 días que esperaba en vano. El mar estaba tranquilo, las olas besaban la arena y él deseaba el roce de aquellos labios que le recorrían entero suscitando deseos que ya creía olvidados, su juventud perdida. Olvido, se llamaba pero él no quería olvidarla.
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