talourcera
chasin' wild horses - persiguiendo caballos salvajes, relato
Una canción preciosa, puesta en valor por unas imágenes muy bellas, en este vídeo de Enric Salas. Chasin' wild horses: youtu.be/nlPiCBzayhc, Bruce Springsteen.
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PERSIGUIENDO CABALLOS SALVAJES
Siempre me he sentido atraído por los caballos salvajes. Libertad, belleza, plasticidad, fuerza. Y ahora que lo pienso, toda mi vida he estado persiguiendo caballos salvajes. Apenas acariciados, sin ataduras, solo cabalgados por el viento, piel con piel, vuelan entre la niebla, en noches de turbulenta pasión, de fogoso frenesí.
Son inasibles, son espíritus libres, que en cuanto intentas atraparlos, se desvanece su esencia, como con el humo, como con la luz. En cuanto intentas domesticarlos, pierden su belleza. En cuanto los intentas hacer tuyos, ya dejan de ser lo que son. Solo puedes admirarlos, dejarte contagiar de su espíritu, de su belleza, sabiendo que no te pertenecen ni nunca te pertenecerán.
Ya caminan hacia lo alto del monte, perdiéndose entre la niebla, que atrapa los últimos rayos del crepúsculo, donde beberán del agua fría, donde lamerán sus heridas, hasta que vuelvan a dejarse ver, ese momento mágico, imprevisible, tras haber estado persiguiendo sin descanso ni sosiego, lejos de las rutas más transitadas… a estos caballos salvajes….
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chasin' wild horses - persiguiendo caballos salvajes, relato
Una canción preciosa, puesta en valor por unas imágenes muy bellas, en este vídeo de Enric Salas. Chasin' wild horses: youtu.be/nlPiCBzayhc, Bruce Springsteen.
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PERSIGUIENDO CABALLOS SALVAJES
Siempre me he sentido atraído por los caballos salvajes. Libertad, belleza, plasticidad, fuerza. Y ahora que lo pienso, toda mi vida he estado persiguiendo caballos salvajes. Apenas acariciados, sin ataduras, solo cabalgados por el viento, piel con piel, vuelan entre la niebla, en noches de turbulenta pasión, de fogoso frenesí.
Son inasibles, son espíritus libres, que en cuanto intentas atraparlos, se desvanece su esencia, como con el humo, como con la luz. En cuanto intentas domesticarlos, pierden su belleza. En cuanto los intentas hacer tuyos, ya dejan de ser lo que son. Solo puedes admirarlos, dejarte contagiar de su espíritu, de su belleza, sabiendo que no te pertenecen ni nunca te pertenecerán.
Ya caminan hacia lo alto del monte, perdiéndose entre la niebla, que atrapa los últimos rayos del crepúsculo, donde beberán del agua fría, donde lamerán sus heridas, hasta que vuelvan a dejarse ver, ese momento mágico, imprevisible, tras haber estado persiguiendo sin descanso ni sosiego, lejos de las rutas más transitadas… a estos caballos salvajes….
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