Fachada de la Iglesia de San Juan Bautista - Moarves de Ojeda (Palencia)
A pesar de su sencillez arquitectónica, la iglesia de Moarves de Ojeda es uno de los monumentos románicos más impresionantes de Castilla y León. Según los lingüistas, el nombre de Moarves deriva de «moharabes» o «mozárabes», en alusión a las gentes que lo habitaron antes de que toda esta comarca fuera repoblada en el siglo X por cristianos venidos del norte. En la segunda mitad del siglo XII se construyó un pequeño templo dedicado a San Juan Bautista, del que destaca su portada principal y un espectacular friso escultórico que decora la fachada meridional, fechado en torno al año 1185.
No conocemos la identidad del escultor pero su estilo sigue con claridad el del artista coetáneo que realizó el grandioso friso y portada de la iglesia de Carrión de los Condes, también en Palencia. Los especialistas suelen valorar como superior el conjunto carrionés, aunque ambos comparten la monumentalidad y el virtuosismo característicos de la plástica tardorrománica, que en aquel momento comenzó a abandonar su primitiva tendencia a la abstracción para avanzar hacia un progresivo naturalismo. En los dos casos la figura central de Cristo está mucho más lograda que las efigies laterales, que siguen siendo rígidas y poco realistas. Es en los pliegues de las ropas, quizá excesivamente multiplicados por el uso del trépano, y en particular en el rostro, la barba y el cabello de Cristo, donde los escultores alcanzaron las mayores cotas de perfección. Tanto es así que resulta difícil encontrar fuentes de inspiración próximas, dentro del mismo arte románico. Por eso la bibliografía cita repetidamente la estatuaria griega clásica como el único sitio donde puede encontrarse un sentido del volumen y un tratamiento plástico semejantes.
Fachada de la Iglesia de San Juan Bautista - Moarves de Ojeda (Palencia)
A pesar de su sencillez arquitectónica, la iglesia de Moarves de Ojeda es uno de los monumentos románicos más impresionantes de Castilla y León. Según los lingüistas, el nombre de Moarves deriva de «moharabes» o «mozárabes», en alusión a las gentes que lo habitaron antes de que toda esta comarca fuera repoblada en el siglo X por cristianos venidos del norte. En la segunda mitad del siglo XII se construyó un pequeño templo dedicado a San Juan Bautista, del que destaca su portada principal y un espectacular friso escultórico que decora la fachada meridional, fechado en torno al año 1185.
No conocemos la identidad del escultor pero su estilo sigue con claridad el del artista coetáneo que realizó el grandioso friso y portada de la iglesia de Carrión de los Condes, también en Palencia. Los especialistas suelen valorar como superior el conjunto carrionés, aunque ambos comparten la monumentalidad y el virtuosismo característicos de la plástica tardorrománica, que en aquel momento comenzó a abandonar su primitiva tendencia a la abstracción para avanzar hacia un progresivo naturalismo. En los dos casos la figura central de Cristo está mucho más lograda que las efigies laterales, que siguen siendo rígidas y poco realistas. Es en los pliegues de las ropas, quizá excesivamente multiplicados por el uso del trépano, y en particular en el rostro, la barba y el cabello de Cristo, donde los escultores alcanzaron las mayores cotas de perfección. Tanto es así que resulta difícil encontrar fuentes de inspiración próximas, dentro del mismo arte románico. Por eso la bibliografía cita repetidamente la estatuaria griega clásica como el único sitio donde puede encontrarse un sentido del volumen y un tratamiento plástico semejantes.