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Una cuchilla salpicada intensamente, obedece el injerto enceguecido

(dibujo basado en ejercicio en grupos de texto automático)

 

Estábamos en clase de fotografía como todos los viernes y no había nada que nos hiciera pensar que éste fuera a ser diferente del resto de los viernes. De repente todo el salón se oscureció, nos miramos unos a otros tratando de entender qué estaba pasando. Asustados, nos asomamos a la ventana a mirar qué había ocurrido. Allí, flotando en el cielo, había un OVNI. Todos sacamos los celulares y las cámaras para tomar fotos y grabar en video el acontecimiento. En menos de 5 minutos los medios de comunicación más importantes del país cubrían la historia. Éramos la universidad más importante del planeta.

 

El OVNI brillaba intensamente, pero nadie le quitó los ojos de encima. De pronto se abrió una compuerta y apareció un pernil de vaca. Todos asustados corrimos fuera del salón, sus luces nos encandilaban, queríamos gritar pero algo nos lo impedía.

 

Al salir a la calle, no se veía un alma, pero a lo lejos, caminando hacia el pernil con una 9 mm se alcanzaba a ver la figura desafiante de Caperucita Roja. En sus ojos se veía la sed de sangre. El pernil, ni corto ni perezoso, saca su AK-47 y se arma un peo ni el mas hijueputa. Caperuza cae herida, el pernil le dio en las dos piernas, ella sabe que no tienen salvación. Sin pensarlo dos veces saca una cuchilla Gillette y se las amputa; asustada y en desventaja le pide ayuda al OVNI, que con un sistema de megáfonos les pide a los estudiantes que le tomen fotos al pernil para enceguecerlo con el flash. Los estudiantes le obedecen, destellando, y así el OVNI tiene tiempo de hacerle un injerto de pernil en los mochos de las piernas a Caperuza.

 

Al terminar la cirugía, Caperucita sale cojeando porque el injerto de pernil derecho era más largo que el izquierdo, pero un perro la ayuda y se come el pedazo que sobra. Ya pudiendo caminar bien, se da cuenta de que sola no podrá enfrentarse contra el poder del pernil y empieza a invocar en su espejo al "cachis" (también conocido como “El Papa Viajero”): cachi, cachi, cachi...

 

Del espejo sale Juan Pablo II repartiendo bendiciones a diestra y siniestra, salpicando a todos con una pistola de agua bendita, y dando ostias a dos manos. La Caperuza se ve sorprendida al ver que el Papa trabaja para el pernil ahora. El Papa le explica a la caperuza que él había mandado el OVNI por una merca y con este invierno no había como pasar el OVNI por estas carreteras tan malas.

 

Juan Pablo, al ver que Caperuza lleva un injerto de merca, le dice: "Oiga usted, Caperuza, ¿cómo me va a pagar los perniles’", a lo que Caperuza responde: "¡Cuál, home!, ¿se va a hacer pegar?", y hace un hechizo que lo dejó mirando de pa' dentro.

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Uploaded on March 8, 2012
Taken on March 2, 2012