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Peña Bichito

Dedico esta foto a Neus del Álamo Ribes por su gran afición y devoción por la Flora, Fauna y Entomología que nos muestra a través de sus magníficas e ilustrativas fotos.

Hecho por el cual que, como Socio Cofundador de la "Peña Bichito" que soy, tengo el honor de nombrarla "Socia de Pleno Derecho" de dicha Entidad.

Acompaño dicho Nombramiento con una historia que aconteció y que tuvo como protagonista a nuestra homenajeada Neus del Álamo Ribes.

Creíble o no, el autor narra los hechos tal como fueron relatados.

 

N E U S L A N D I A

 

Neus empuñaba con firmeza su Canon digital con objetivo macro pendiente de una pareja de escarabajos de seis puntos que, ante sus ojos, realizaban una cópula. Sin duda era un momento único, nunca se había visto presenciando una escena de estas características y debía de aprovechar la ocasión, no errar en la toma. Esperaba conseguir una gran fotografía para compartirla en Fliker y fuera del agrado de sus seguidores. Click. Click. Ya estaba, Dos fotos.

Al mismo tiempo sintió en la pierna izquierda un pinchazo, como una picadura de algún insecto; algo que le extrañó mucho, pues llevaba pantalones largos y calzado de campo. Pensando en ello volvió a sentir de nuevo otra picadura. Se arremangó la pernera del pantalón para ver quién era el causante de esto pero no descubrió nada, su piel no registraba señal alguna.

Siguió haciendo fotos. Entonces comenzó a notar que la cámara le pesaba mucho. Cada vez más. E iba agrandándose a pasos agigantados. Tanto que no pudo sostenerla entre las manos y tuvo que soltarla.

Descubrió para su sorpresa que su Canon Digital había adquirido el tamaño de un edificio y ella había empequeñecido a proporciones increíbles; un liliputiense sería un gigante a su lado.

Desconcertada, no sabía lo que le estaba pasando, aquello era una pesadilla, algo que no tenía explicación. Se había convertido en un ser insignificante al lado de un simple guijarro de los muchos que había en el camino.

Un miedo cerval y angustioso recorrió su espina dorsal desbocando los latidos de su corazón cuando de repente se vio rodeada de unos descomunales escarabajos y hormigas rojas de imponente tamaño.

Avanzaban a su encuentro con paso firme. Se aclamó a Dios y todos los Santos. Las enormes hormigas rojas la destrozarían con sus pinzas si es que los escarabajos Hércules no acababan antes con ella. En su paroxismo creyó distinguir unas bonitas mariquitas que flanqueaban aquella especie de ejército depredador. Su fin estaba próximo, pensó. Cerró los ojos esperando el fatal desenlace.

Entonces oyó aquella sorprendente vocecilla. Porque ciertamente la oyó, su agudo oído nunca le había fallado.

- Neus…Neus…

Aterrada, miró en derredor sin ver a nadie.

- Neus…Neus…-oía nítidamente su nombre. - Levanta la vista, estoy aquí, soy quien te habla.

Suspendida en el aire, moviendo sus alas, descubrió una mariposa tigre.

- ¿Cómo puedes hablarme siendo una mariposa? -apenas balbució sorprendida.

- Neus, hay muchas cosas que vosotros los humanos ignoráis. Antes que nada, tranquilízate, nadie te hará daño alguno. Todo tiene su explicación.

Neus fue serenándose poco a poco tras estas palabras sin encontrar respuesta a cuanto le estaba pasando.

- Vamos a llevarte a otro lugar y sabrás lo que está sucediendo. Súbete a la grupa de ese escarabajo Hércules, por favor.

Unas mariquitas la ayudaron a subir al enorme y poderoso coleóptero. Se sujetó como pudo de un saliente de su caparazón y la comitiva empezó a desplazarse. Recordó que este tipo de escarabajos llegaban a medir hasta diecisiete centímetros y éste, desde luego, los mediría, estaba segura.

Subida en aquella improvisada atalaya pensó que aquello era un sueño, algo que no estaba pasando realmente.

Pero era cierto que ella y su escarabajo estaban al frente de hormigas rojas, insectos, lagartijas y otras especies de seres que poblaban los campos y que pasaban desapercibidos a su vista y ahora contemplaba en toda su magnitud.

- Neus, los insectos, y demás seres que verás aquí, nos comunicamos entre sí de muy variadas formas, pues cada especie tiene su dialecto propio, por decirlo así, aunque usamos un lenguaje gestual común para todos. No tengo voz humana para que me oigas, pero emito unas ondas que son captadas por tu cerebro y las hago comprensibles para ti, al igual que tus pensamientos puedo llegar a captarlos fielmente -le fue informando la mariposa.

Neus estaba asombrada. Aquello ampliaba y rebatía muchas especulaciones científicas, desde luego.

Avanzar apenas unos metros era una gran distancia para tan variopinto ejército de singulares seres. Neus semejaba el general alemán Rommel, encaramado en la torreta de uno de sus Panzers del desierto dirigiendo una batalla.

Bajo la sombra de un gran oquedad se detuvo la comitiva. En aquella fresca penumbra Neus descubrió una ingente cantidad de insectos y otros seres; desde escarabajos, lagartijas, orugas, ciempiés, arañas, saltamontes, ratones de campo, musarañas, y un largo e inclasificable etcétera. Hasta culebras y serpientes, incluida una víbora áspid cuya presencia no correspondía a su ubicación natural, ligada a terrenos pirenaicos, recordó Neus de repente.

La inmensa mayoría de aquellas criaturas eran totalmente desconocidas para ella. Le quedaba muchísimo por descubrir, tuvo que reconocer.

Un escarabajo pelotero se situó delante de ella.

- Neus -comenzó a decir- esta reunión de especimenes de tan variadas especies y tamaños, nunca se había dado más que ahora. Pues como podrás observar, hay depredadores y víctimas que, en honor a ti y mientras dure este acto, no se devorarán entre sí.

Neus no sabía ya qué pensar, su asombro no tenía límites.

- Antes que nada te presentaré al ser más singular que pueda existir y cuya identidad es prácticamente desconocida para el mundo científico. Como no está catalogado, no posee denominación de especie ni de género. Aquí está.

El sujeto en cuestión era un enorme abejorro negro decorado con unas rayas longitudinales amarillas que recorrían su cuerpo. Era llamativa su boca en forma de estrecha trompa, a modo de tubo.

- Procede de Sudamérica y llegó aquí en un carguero no hace mucho. Tiene una característica que lo hace único en el mundo; su picadura hace que sus víctimas reduzcan su tamaño a fin de que pueda deglutirlos a través de la estrecha protuberancia que es boca. Él es el responsable de que hayas reducido tu tamaño a la proporción nuestra.

Neus creyó advertir un guiño cómplice en uno de los ojos de tan increíble y desconocido insecto.

- ¿Y por qué demonios si puede saberse, y disculpa que te lo diga así, me habéis hecho tan pequeñita que casi no se me ve y cualquiera podría aplastarme sin darse cuenta?

- Buena pregunta, Neus -respondió presto el escarabajo pelotero- .Porque queríamos darte las gracias por darnos a conocer a todo el mundo a través de tus fotografías y tus comentarios.

- ¡¡¡Ohhhhh!!! -exclamó Neus emocionada, Muchas gracias, no sé qué deciros, amigos, es lo último que hubiera pensado, esto es lo más increíble que le puede pasar a alguien.

- No tienes que agradecernos nada -intervino una avispa- Te brindamos la oportunidad de conocernos tan de cerca como nadie lo hará jamás, de sentir y experimentar la Naturaleza como si fueras uno de los nuestros.

Así fue como uno a uno desfilaron ante ella a modo de presentación y dejando que los observara detenidamente además de agradecerle la atención que les prestaba divulgando su existencia a través de sus fotos.

El acto se alargó tanto que se hizo de noche. Neus estaba tan emocionada como preocupada por el hecho de que la echarían de menos en su casa, pensarían que le había sucedido algo. Pero era cierto que estaba en medio de una aventura como nunca hubiera imaginado. Si es que aquello no era un sueño al fin y al cabo, una pesadilla que acabaría nada más amaneciera.

Neus despertó esa mañana acurrucada entre varios escarabajos que le habían procurado su calor. Sintió hambre, hacía muchas horas que no había ingerido alimento.

- Neus -le dijo la mariposa que le habló por primera vez- súbete a ése gran abejorro, es la hora del desayuno, llevas mucho tiempo sin comer.

Era una sensación indescriptible para Neus, volar subida en un abejorro. Todo un vasto horizonte de mil flores apareció de repente ante sus ojos. Las había de todas clases y colores. Miles de insectos, sobre todo abejas, se afanaban en alimentarse de las sustancias nutritivas que contenían.

Aterrizaron en el mismo corazón de una flor que, dada su grandiosidad, no supo definir.

- Neus, en las anteras de los estambres podrás degustar todo el polen que quieras. ¡Está delicioso, te gustará!

Los granos de polen, de color amarillento, eran grandes y esponjosos. Estaban sabrosos, se deshacían en la boca. Fue comiendo y comiendo, aquello era un verdadero manjar. Luego descubrió los óvulos de la flor que contenían los pistilos y los probó también, era increíble el sabor que tenían.

Bien satisfecha de aquel privilegiado festín, el abejorro la fue llevando por las distintas flores que crecían en aquel prado.

Los pétalos de una rosa fueron para su minúsculo tamaño una especie de laberinto; le costó salir de sus perfumadas sinuosidades.

Subida en una margarita, se divirtió como una niña saltando de pétalo en pétalo, como si fueran las teclas de un piano.

Iba descubriendo detalles de las flores y atesorando nuevos conocimientos que serían muy valiosos a la hora de comentar sus fotos.

Hasta se atrevió subir a un saltamontes e ir de brinco en brinco por donde quiso llevarla.

Extenuada por tantas sensaciones se tomó un descanso. Su mente era un bullicioso maremágnum que parecía no tener fin.

- Neus, ¿quieres ser testigo de algo que quizá nunca viste y te asombrará? -le propuso una enorme hormiga negra.

- Claro, -respondió de inmediato Neus llena de curiosidad.

Montada de nuevo en el abejorro, fue conducida a una planta repleta de pulgones que gustaban de hacer pequeños agujeros en las hojas para sorber posteriormente la savia de dicha planta.

- Neus, fíjate ahora en lo que hacen las hormigas que hay alrededor de los pulgones - le indicó una de ellas.

Neus fue testigo de que las hormigas frotaban con sus antenas al pulgón y éste segregaba un líquido que era absorbido con fruición por la hormiga.

- Los pulgones son nuestras vaquitas y los ordeñamos para degustar el líquido que segregan, llamado ligamaza. Cuando las hojas se secan llevamos a nuestro rebaño de pulgones a otras más frescas y si llueve los ponemos a buen recaudo debajo de las mismas, para no perderlos. A cambio de su dulce néctar los protegemos de los ataques de las mariquitas y otros depredadores que quieren devorarlos.

Neus alucinaba. Aquello nunca lo hubiera imaginado. Y era testigo de excepción, todo sucedía ante sus ojos. Desde luego daría fiel testimonio de cuanto estaba viendo a través de sus imágenes, vaya que sí.

- Neus, acaricia el costado de un pulgón -le dijo otra hormiga-.

Así lo hizo con toda la suavidad de que fue capaz y sus manos se impregnaron de una sustancia melosa blanquecina.

- Pruébala, Neus.

Su paladar se llenó de un dulzor muy singular y agradable.

Entonces, por momentos, notó que todo a su alrededor se empequeñecía. ¿Qué estaba pasando?

- Neus, dentro de poco volverás a tu tamaño normal, los efectos de la picadura de nuestro amigo están remitiendo -le advirtió la mariposa tigre que le habló por primera vez.

- ¡Ohhhhhhhh! - exclamó contrariada por la noticia.

- Cuando vuelvas a tu vida normal, acuérdate de seguir dando testimonio de todos nosotros, tus amigos a partir de ahora y para siempre. Sabremos lo que piensas cuando nos tengas cerca, como lo hacemos ahora, aunque posiblemente por nuestro diminuto tamaño nuestras ondas cerebrales no alcancen tu total comprensión.

La víbora áspid era uno de los seres que más la habían impresionado de cuantos conocía desde que estaba allí. Las serpientes en general siempre eran los animales que más miedo y repulsión le causaban.

Ahora mismo la tenía enfrente y sus pupilas elípticas la miraban fijamente.

- No temas nada de mí, Neus, jamás te causaría el menor daño. Estaré por aquí y te pido por favor que me hagas un reportaje en exclusiva; podrás retratarme cuantas veces quieras, mostrando mi lado bueno, que también lo tengo, Sé que la gente nos teme y huye de nosotras, las serpientes, que tenemos muy mala prensa, pero somos también seres esenciales y necesarios en cualquiera de los ecosistemas terrestres.

Aquello era increíble, pensó Neus. Aquel formidable y venenoso ofidio conversando con ella como si tal cosa. Realmente era un ser prodigioso, una suerte verla tan de cerca y acariciar su piel. Aunque su modo de mirar y sus colmillos venenosos erizarían la piel de cualquiera.

- ¿Cómo viniste a parar aquí? Sueles habitar en zonas frías y montañosas

- Sabía que me lo preguntarías Neus; muy fácil. Me colé en los bajos de un coche de unos que hacían camping en los Pirineos y terminé en estos parajes, eso fue lo que pasó.

Inexorablemente, todo se estaba volviendo minúsculo bajo sus pies. Había recobrado su tamaño normal.

Estaba aturdida y confusa. ¿Todo cuanto sucedió fue real? Lo cierto es que había estado fuera de su casa tres días con sus tres noches, pudo comprobar por su reloj con calendario ¿Qué explicación iba a darle a Octavio cuando la viera entrar en la casa, tranquilamente, como si no hubiera pasado nada?

Realmente se enfrentaba a un gran problema. ¿La creería si le contaba lo sucedido tal y como fue? ¡Pensaría que se le había ido la cabeza!

Sería lo primero que podría pensar Octavio o cualquiera que oyera de sus labios la increíble historia que le había ocurrido.

Por más que la buscó no encontró su cámara réflex digital. Alguien la había encontrado y se la llevó. Aunque pensándolo bien y conociendo a Octavio, seguro que habría salido en su busca ante su prolongada ausencia y no tendría nada de particular que hubiera dado con la cámara. Y de ahí a que pensara que algo grave le había ocurrido, no distaba nada. Seguro que habría movilizado a las fuerzas vivas del pueblo para dar con su paradero.

Y hasta la Guardia Civil estaría enterada de su desaparición.

Octavio era muy comprensivo. Al fin y al cabo ella estaba bien, no le había pasado nada, podría comprobarlo por sí mismo, eso sería lo más importante. Era bien cierto que tenía una mente demasiado imaginativa y creativa. Pero nunca le había mentido en nada y mucho menos lo haría en un asunto de ésta índole. La sinceridad siempre fue la moneda de pago que emplearon desde que se conocieron.

Conforme se acercaba a su casa todo lo más deprisa que podía, lo que realmente bullía en su mente era la imperiosa necesidad de mostrar a través de sus fotos todo cuanto había tenido la oportunidad de vivir, la experiencia única y maravillosa de que fue testigo.

Pensaba en las fotos que debería hacer, sin dejar de dar constancia de ningún detalle. Los primeros planos de la víbora áspid serían la bomba, sin duda. Aunque todavía más interesante por desconocido sería el reportaje sobre las hormigas y sus rebaños de pulgones. El macro echaría humo, desde luego. Se impondría también un extenso y divulgativo video, sería lo más acertado.

Que pensaran que deliraba no le importaba. Un golpe de calor, un desfallecimiento, pensarían. Lo primordial eran las imágenes increíbles que iba a realizar.

Imaginando cada toma, no cabía en sí de gozo. ¡Había sido todo tan maravilloso…!

 

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Uploaded on August 17, 2018
Taken on August 17, 2018