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Soy estudiante de Historia del Arte, y en mi tiempo libre he aprendido a valorar los silencios y los momentos mágicos que poder capturar con una cámara.

Mi blog y mi primer fotoblog se llaman “hazme creer” porque yo creo. En demasiadas cosas, quizás. Creo en los corazones, en que los amaneceres son terapéuticos. En las cartas, en las palabras. Sigo “contando con” y “agarrando de” mi mano a los verdaderos amigos. Que son compañeros, colegas y hermanos, todo junto.

Creo en curarme con la música y con las personas. Sigo sintiéndome afortunada y sola a la vez, depende del momento. Y es que... sigo siendo géminis. Sigo amando a las mismas personas, aunque ya no hablemos, aunque ya no queramos vernos. Porque nunca he creído en el amor reciclado.

Creo en la felicidad a partir de la sonrisa ajena. En las pompas de jabón, en la magia de lo humano. Creo en la lealtad, no en la fidelidad. Creo en los sueños, en el poder de cerrar y apretar bien los párpados para hacer realidad los deseos. Y para dejar pasar los malos momentos. Creo y creeré en los hechos, desconfío y desconfiaré de las promesas.

No creo en destino, sino en la capacidad de escribir nuestra propia historia. Creo en la superación, en la necesidad y en lo suficiente. Creo en tí, creo en mí.

Creo la felicidad, en saber que te irá bien, y deseo que te rodeen siempre brazos donde reposarte para descansar. Que sople el viento cuando quieras navegar hacia el futuro. Que te aplaudan cada vez que entregues el corazón. Que quieras contarme cada noche como te van las cosas, anuque no lo hagas. Que sigas queriendo “hacerme creer”.

Y a mi sigo deseándome conocer, tocar, sentir. Seguir temblando por dentro con los gestos de un niño, con los consejos de un anciano. Sigo queriendo quererme y creyendo en pisar las zancadillas de la vida.Y de la gente. Sigo pidiendo de regalo de cumpleaños magia, para repartirla en doce meses y que me sobre para una paga extra el siguiente tres de junio.

Y creo en la distancia, que la vida siga dándome presbicia, para retirarme unos metros y ver desde lejos y en frío las cosas antes de echarme a llorar. Para entender, para no juzgar. Para saber que los años son el regalo.

Por lo demás, sigo aprendiendo.