He vuelto a mis raíces, nunca es tarde para recuperar el tiempo perdido. Por otros amores y razones del destino, dejé aparcada mi gran pasión: la fotografía. Y ahora, que tengo de nuevo una maravillosa compañera entre manos, no la dejaré nunca más. A través de ella el mundo desprende más sensibilidad, los recuerdos se inmortalizan y las luces se hacen mágicas y expresivas a través de un sinfín de imágenes. Por siempre e inseparables, seremos, mi cámara y yo...