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El Retrato, ha sido para mí, mi pasión. Me dicen, sirva de ejemplo, que sobre el retrato ser directo es provocador, quizás por qué no todas las fotografías son retratos, Y la obviedad es clara, no todos los fotógrafos son retratistas. En mi Intento del retrato, trato de describir en mi personaje, lo literario, histórico o vanguardista. Detallando, los rasgos, la fantasía que no se atreve a exteriorizar todos los modelos. Trato de captar en esencia, él grado de virtudes, cómo el carácter, sus cualidades espirituales o sencillamente busco a realizar en el personaje lo qué se interprete todos podamos creer le pertenece. Estoy casi De ello, estoy convencido. De cómo él Retrato debe de ofrecer una visión mucho más profunda que una fotografía cualquiera. Pues el buen retrato debe de causar una primera impresión inolvidable. Y si una imagen vale más que mil palabras, él retrato tiene qué ser capaz de transmitir con todo detalle qué la modelo o el modelo, sea una persona única.

Los retratos, tienen qué permitir que el espectador descubra cuáles son las pasiones, la profesión o los intereses del fotógrafo, plasma lo qué quieren qué observen. De igual forma el retratista; en momentos actuales en el que todo el mundo parece necesitar una marca personal, él retrato puede llegar a considerarse el logotipo de esa marca personal, y del mismo modo que sucede con el logotipo, debe ser único y capaz de provocar una respuesta emocional. Propiamente dicho.