Nos gusta lo fantástico de lo cotidiano, pues imaginar y crear es rutina para nosotros.
Podemos pasar horas relacionando cosas que tal vez no tendrían una relación lógica o comparando y contrastando figuras o imágenes.
Nos gusta la familia y la historia familiar. Fantaseamos con historias de nuestros antepasados porque sabemos que en nuestras raíces podemos encontrar simples respuestas a grandes (y a veces complejas) preguntas.