Nunca me preocupé por nacer así que no me preocupa morir. Mi infancia fue como la de cualquier persona, me gustaba ver Bananas en pijama, jugar soccer, jugar con los tazos… lo que cualquier niño hace aunque mis profesores difieran de mi opinión y argumenten que debí de haber tenido muchos problemas, ya que desde que estuve en la secundaria he presentado algunos problemas de conducta, pero los jóvenes de hoy en día somos unos tiranos, contradecimos a nuestros padres, devoramos su comida y le faltamos al respeto a nuestros maestros.

Vivo en la Ciudad de México, aquella ciudad donde hay millones de seres viviendo juntos en soledad.

Desde pequeño aprendí a obedecer, es un principio indiscutible para saber mandar bien. Soy un líder nato. Soy alguien tranquilo, serio, callado, tímido, un poco penoso, triste, inteligente, un poco rencoroso, orgulloso e incapaz de experimentar culpa por mis actos. Soy impaciente y también soy ignorante, bueno todos somos ignorantes, lo que pasa es que no todos ignoramos las mismas cosas. Soy un poco egoísta pero es que aprendí que nunca se logra ningún beneficio sin perjudicar a otro, soy poco tolerante a la frustración y mi tono de voz es un poco airado… tal vez las situaciones que he atravesado durante mi corta vida agriaron mi carácter pero albergo la esperanza de que algún día cambie, aunque sé que la esperanza es el peor de los males pues prolonga el tormento del hombre. Además no olvidemos que nada revela tanto el carácter de una persona como su voz. El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido. Por lo tanto pueden derrotarme pero jamás destruirme.

Algunas personas creen que soy mamón pero ya que me conocen retiran lo dicho.

Creo en Dios, pero estoy en contra de las normas, los dogmas, hipocresía y todo lo relacionado con la iglesia, aunque admiro a Jesús ya que transcendió las influencias morales de su tiempo creando su propio sistema de valores. Se puede aplastar una nación religiosa pero no dividirla.

Casi siempre despierto a las cinco treinta diciendo que no dormí bien, tras un baño prendo el televisor para enterarme de todo lo que pasa en este mundo mientras me visto, después salgo a la calle para tomar el transporte...Todos los días tengo una batalla difícil, una batalla conmigo mismo. .

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