Una soledad tan desolada, como escribe el poeta Mario Benedetti, se precibe en las imágenes de Cecilia Blum sobre Montevideo, esa ciudad que navega en el río de la Plata que, tan ancho y caudaloso, tiene pretensiones de mar... Esa soledad tan concurrida, tan llena de nostalgias y del rostro inolvidable de Cecilia,… Read more

Una soledad tan desolada, como escribe el poeta Mario Benedetti, se precibe en las imágenes de Cecilia Blum sobre Montevideo, esa ciudad que navega en el río de la Plata que, tan ancho y caudaloso, tiene pretensiones de mar... Esa soledad tan concurrida, tan llena de nostalgias y del rostro inolvidable de Cecilia, desencadenan una serie de recuerdos para quien tiene la dicha, el privilegio inmenso de conocer de cerca el mundo intimista de los montevideanos. Igual que en los poemas de Benedetti, Cecilia Blum atrapa con su cámara al hombre que mira a la tierra, a quien dirige la mirada al cielo...Sus imágenes recrean la belleza de las construcciones citadinas, los lugares para adentrarse en la nostalgia y el testimonio de quienes están por perder casa, sueños y esperanzas. La táctica fotográfica de Cecilia Blum es mirar, aprender del sujeto que observa, aprender cómo es, quererlo...Su estrategia, en cambio, es que un día cualquiera, sin saber cómo ni cuándo, sus fotos las llevemos tatuadas en la memoria... En otras fotos de Cecilia aparecen fábricas desoladas, abandonadas, con los ecos de quienes trabajaron ahí, entregaron su vida y, por algún motivo, digno de un ensayo de Eduardo Galeano, permanecen cerradas. Fotógrafa polifacética, Cecilia nos regala la geografía de su rostro, de su cuerpo, de su alma que trasciende tiempos y fronteras. La mayoría de su imágenes tienen un largo caudal de comentarios y reconocimientos. Cada día se suman más y más seguidores de su trabajo y cada entrega suya es objeto de culto. Celebremos pues, con un matecito, el talento y la belleza de Cecilia Blum.