A veces me gusta abrir los ojos, para verlo todo mejor; pegar la nariz en el cristal de la bomboneria, deleitarme en el rojo de una fresa, comerme un helado antes de que se derrita y oir el zumbido del ventilador, mirar la televisión sin verla, leer hasta quedarme ciega, buscar la sombra en el centro de Oviedo, secarme al sol, el silencio. A veces me gusta no hacer nada y simplemente abrir los ojos para verlo todo mejor. Si no quieres verme enfadada, no me grites al oido, no me hables cuando lleve los cascos puestos, no me mientas nunca ni intentes hacerte el interesante, la verdad es cosa mía.