-Dime blanca Rosa,

que desafía la fiera maleza,

¿no es una lucha sin sentido

por demostrar tu belleza?

-no lo es, buen hombre,

ya que no es por ser hermosa,

cualquier otra que se precie

será bella por ser rosa.

-Entonces dí, pálida flor,

que a la zarza no teme,

¿cual es la causa entonces

de tu lugar indemne?

-Mi lugar, gran hombre,

no lo determina mi belleza,

sino mi espíritu luchador

que di caza a la pereza.

Puesto que la pureza

de un alma bondadosa

supera con creces

a una apariencia hermosa.

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