Ser un vividor es un oficio pesado que, te toma las 24 horas del día.

Aquí no te pagan por hora, cobras por momento y si ese preciso momento te distraes, te lo pierdes y quedas fuera de nómina, relegado al olvido, un momento desperdiciado, incobrable... punible.

Aca te mueres a cada segundo pero te mueres por algo y en si la muerte no importa lo principal es que valga la pena.

Tole

La fotografía como terapia para exorcisar la oscuridad. Ella como enlace entre mis oníricas obsesiones últimadas por la sublime cantinela del despertador y la diatriba habitual del fragor que carcome los ya inasibles bordes de la falaz realidad.

Es entonces pues, cuando atrapar el instante se convierte en el antidoto contra el olvido, aferrandome a un momento que se desvanece ante mis ojos.

Tole