Una historia sencilla de amor, que no cae en lo trillado, es solo fascinación, versos sueltos que se encuentran para volar, es que quien no quisiera formar parte de esta, no sabrá lo verdadero que es vivir. Dos vidas tan distintas, escritas ya en el destino, con la mano sabia de Dios, ya se habían visto antes pero ahora se vuelven a encontrar.

Al principio como una jugarreta, plan malévolo de cupido, tan solitarios los dos, tan lejano parecía su encuentro, pero toda búsqueda tiene su recompensa… y aquellos lo encontraron, con penas y glorias, lágrimas y ternura. Talvez a esta historia nadie le interese o ni siquiera la lea, pero les aseguro que esta es mi historia, que sin saber haberla vivido todavía, ya sé su final, aunque a veces me haga la loca y reclame un ajuste de capítulos.

Si bien es de dos como se va en la vida, la esencia se mantiene en la individualidad, y el verdadero secreto de la felicidad está en respetar esa frontera. Y es así como el vino a mi vida, despacio, sin darse a notar, pero luego caminó a mi lado, y fue compañero de batallas que salieron bien libradas, unidos por el ideal más mortal de todos, ser amados, amar.

Ni yo mismo se cómo sucedieron las cosas, solo cerré mis ojos, y al parpadeo instantáneo estuvo el, y nunca más se fue.

Como juega la vida con uno ¿no?, parece que siempre se ve uno en desventaja, tan débil, tan sórdido, tan mortal, humanamente cruel, parecía que todas las esperanzas se habían vuelto solo esperanzas, pero no, es mejor que le gane la vida a uno, pues me dio una buena lección, la esperanza no se acaba porque siempre ha de jugar en el equipo de la vida, y mientras exista vida hay esperanza.

Casi todos los días buscándolo, siendo otra, inventando un personaje, personaje que me servía como máscara para relajarme y creer ser feliz, pero solo fue cuando me saque esa careta que el me reconoció y me amó y lo amé para toda la vida y más allá. Ahora yo formaba parte del equipo de la vida, y nunca más perdí.

¿Qué cómo lo conocí?, ni yo misma que soy la protagonista de esta historia, lo puedo descifrar, es que Dios actúa de las maneras más misteriosas posibles, no para despistarnos sino para hacernos despertar aún cuando se duerme. Solo sé que el estuvo allí y que cuando lo miré volví a nacer.

Bajo la lluvia, gota a gota fui perdiendo el frío, cuando sus cálidos brazos acogieron los míos, dejando de temblar, comenzando a sonreír me fui acercando a sus labios, tiernamente tibios, sin parpadear bajo esa lluvia loca lo bese, el agua nos unió cada vez más, fuimos uno, y el corazón palpitó como nunca lo hizo, cuidadosamente sus manos tocaron mi rostro, sedosamente su cabello se resbaló en mis palmas, gota a gota, segundo a segundo, bajo la luz de un poste, lo besé y supe que era amor.

Tristes los hombres que no saben lo que es besar, pálidas las damas que no mojan sus labios, náufragos aquellos que no encuentran el amor, tontos aquellos que se hacen los ciegos, para no dar, por no sacrificar su libertad.