Cada vez y día estoy más convencido del parentesco en alto grado que relaciona la fotografía con la pintura; la creatividad, el encuadre, la composición, el movimiento, el manejo de la luz y color........, todos ellos elementos al servicio de la expresividad artística del creador y que igualmente residen en el ADN de ambas disciplinas.

Cada fotografía, cada obra, cada meta, cada sueño, no es más que un peldaño donde apoyar el pie para acceder al siguiente.

En toda actividad existen reglas y las reglas están para ser transgredidas, dentro de un límite por supuesto, y la fotografía es una disciplina que perfectamente se presta a ello, más aun siendo éste un modo de expresividad subjetiva donde cualquier rasgo o detalle personal tiene cabida.