Me llamaron Andrea, pero muchas veces he sentido que el nombre solo me encasilla, soy tantas cosas a la vez y cambio constantemente...

Desde muy pequeña me gustaba leer sobre Freud, Jung, proyecciones astrales, análisis de sueños y de la psicología en general. Ya tenía sensaciones distintas a los miembros de mi familia al ir al mundo onírico. Para mi ir a dormir significaban viajes, encuentros, mensajes, visitas de ancestros, era un tesoro, incluso cuando estaba con mucha pena era un alivio ir a pedir ayuda a esos mundos maravillosos donde todo se clarificaba.

Aunque el mundo psicológico, terapéutico era mi pasión, por mi línea ancestral fui empujada a otras áreas y terminé estudiando diseño gráfico. Siempre me decían “ para que vas a estudiar una carrera donde solo vas a escuchar problemas”. Hoy entiendo que así tenía que ser. El diseño ha sido una excelente herramienta para desarrollar símbolos y trabajar con colores. Una herramienta que me ayuda a plasmar gráficamente toda la información que llega de mis sueños y meditaciones.

A los 20 tuve una crisis existencial, tenía todo lo que cualquiera pudiera desear, un excelente trabajo donde me pagaban bien, un novio con mucho dinero que me complacía en todo, una familia unida, amigos, viajes, ect. Pero yo me sentía muy infeliz. Todo para mi era una mentira. Así fue como llegué a una terapia Reichiana con un gran guía, de quien aprendí muchisimo y en quien me apoyé mucho emocionalmente, pero también fue mi mayor desafío y lección de escuchar mi voz interior y no lo que supuestamente era mejor para mi. Estuve al limite de perder mi forma de ver la vida y solo imitar a mi guía a quien admiraba mucho, pero por supuesto es humano y no podía tener la razón en todo. Hoy agradezco mucho lo aprendido con él.

En este proceso estuve 7 años, donde saque a mi guerrera, vivi muchas experiencias que me cambiaron y me entregaron mucha fuerza e identidad. Pero también tuve que sacarme varios aprendizajes para integrar otros nuevos mas adelante.

Al dejar ésta terapia y comenzar a escuchar mis nuevas necesidades, fue como llegue a constelaciones familiares, donde la visión de los desordenes de amor me maravilló, me sentí muy cómoda con ésta mirada mas amorosa, a diferencia de mi terapia anterior que era mas desde mi guerrera.

Pasé por muchas constelaciones, varias miradas distintas, varios terapeutas, canalizaciones, bendiciónes diksha, biodanza, carta astral, tarot, diosas, brujas…muchas historias, muchos seres que me entregaron justo lo que necesitaba en ese momento. Agradecida de todos esos seres maravillosos.

Mi interés por lo terapéutico fue cada vez mas fuerte así que gracias al apoyo de una hermosa mujer que era mi jefa en ese momento estudié un diplomado de psicología transpersonal durante un año.

Con la llegada de mi hijo Maximiliano encontré un hermoso camino de fuerza interna donde comencé a escucharme más, creer en mi y mi forma de sentir la vida. El me dió la fuerza de hacerme cargo de quien era yo. No mas mirarme el ombligo y criticar a mis padres por todo lo que me faltó. Ahora solo dependía de mi “ser”.

Asi comencé una busqueda a través del arte, analisis de sueños y una gran herramienta “ la alquimia cuántica” que me ayudó a acceder a información de mi alma muy potente y así fue como de forma espontánea me vi envuelta muy fuerte en los simbolos y sus vibraciones. De forma muy natural tomé unos palos y comencé a tejer…y ese camino hoy ha sido una hermosa herramienta de sanación para mi.

Mi expresión con los mandalas cambia constantemente en la medida que yo voy creciendo y adquiriendo más conocimientos. Los estudios de biomagnetismo holistico, liberación de emociones,radiestesia,sanación reconectiva y mis actual formación en constelaciones familiares, van nutriendo mis talleres y mi forma de abarcar los mandalas. Por lo mismo mis talleres siempre van variando...encontrando nuevas profundidades, nuevas formas de llegar a conectar con nosotros mismos.

Hoy son mandalas de lana, mañana quien sabe…lo importante es expresar lo que el alma quiere mostrar. Hoy me llena de alegría el sentir que mi propio proceso de transformación y crecimiento sea de ayuda para otros.