GEORGE ORWELL. "1984", "Rebelión en la granja"
Escucho en una emisora de radio que en EE.UU. se ha editado un libro que recoge estas dos obras de Orwell y que se ha situado ya en el "top-ten" de ventas. El detonante ha sido la noticia del "espionaje telefónico" que allí se ha llevado a cabo.
Me parece increíble que haya que descubrir a Orwell y me pregunto qué estamos haciendo mal para que esto ocurra. El hombre es un ser libre y toma las decisiones que le parezcan. Pero, al menos, parece lógico hacerlo con la prudencia de conocer antes y en lo posible sus consecuencias; más aún si afectan a los demás.
Nadie podrá alegar que "no sabía" de los peligros de las drogas, el tabaco, al alcohol, la "comida basura", la obesidad, el sedentarismo, etc. y tampoco que no sabía lo que sí debería hacer para ayudar a su cuerpo a conservarse sano.
Pero son muchas menos las recomendaciones para que la mente no esté enferma, pueda razonar con claridad, y ejerza su libertad como únicamente puede hacerse, con conocimiento, porque sin él no la hay, por mucho que al individuo se lo parezca. Como en los productos de consumo, sólo cuando conoces la bondad o maldad de las ideas, lo fuerte y lo débil de ellas, puedes elegir bien. Animal paradójico, el hombre pone "antivirus" en el PC, pero no en su intelecto.
Y, a lo largo del tiempo, ha habido escritores privilegiados y ya contrastados que han sabido ver hacia dónde se dirigía el mundo, qué precipicios había que esquivar, qué peligros nos acechan, qué caminos había que andar o desandar, qué o a quiénes había que desmitificar o engrandecer.
Nos manipulan de muchas maneras y por todos los sitios, lo sabemos. ¿Podemos evitarlo? Seguramente no. Pero, al menos, podemos reducir esa manipulación, podemos hacer el pequeño esfuerzo de leer estas obras de Orwell, o a Dickens, o a Paul Johnson, (cuyo libro "Intelectuales" vacuna contra tantos mitos que una formación tendenciosa y superficial ha introducido en nuestra mente, al igual que "Los monstruos de la razón" de Rino Cammilleri nos alerta sobre cómo terminan los intentos de "arreglar el mundo" diseñados sobre elucubraciones que no lo tienen en cuenta). Añadamos a Chesterton, Wast, Benson, ...
Podemos luego no compartir o no hacer caso de sus ideas, pero no cabrá la posibilidad de decir "no lo sabía" cuando la metástasis ya se haya producido. Y, además, en lugar de reconocer nuestro fallo, echar la culpa a otros, porque lamentablemente parece instalada la mentalidad de que siempre son "los otros" los culpables y los que "justifican" nuestros errores.
GEORGE ORWELL. "1984", "Rebelión en la granja"
Escucho en una emisora de radio que en EE.UU. se ha editado un libro que recoge estas dos obras de Orwell y que se ha situado ya en el "top-ten" de ventas. El detonante ha sido la noticia del "espionaje telefónico" que allí se ha llevado a cabo.
Me parece increíble que haya que descubrir a Orwell y me pregunto qué estamos haciendo mal para que esto ocurra. El hombre es un ser libre y toma las decisiones que le parezcan. Pero, al menos, parece lógico hacerlo con la prudencia de conocer antes y en lo posible sus consecuencias; más aún si afectan a los demás.
Nadie podrá alegar que "no sabía" de los peligros de las drogas, el tabaco, al alcohol, la "comida basura", la obesidad, el sedentarismo, etc. y tampoco que no sabía lo que sí debería hacer para ayudar a su cuerpo a conservarse sano.
Pero son muchas menos las recomendaciones para que la mente no esté enferma, pueda razonar con claridad, y ejerza su libertad como únicamente puede hacerse, con conocimiento, porque sin él no la hay, por mucho que al individuo se lo parezca. Como en los productos de consumo, sólo cuando conoces la bondad o maldad de las ideas, lo fuerte y lo débil de ellas, puedes elegir bien. Animal paradójico, el hombre pone "antivirus" en el PC, pero no en su intelecto.
Y, a lo largo del tiempo, ha habido escritores privilegiados y ya contrastados que han sabido ver hacia dónde se dirigía el mundo, qué precipicios había que esquivar, qué peligros nos acechan, qué caminos había que andar o desandar, qué o a quiénes había que desmitificar o engrandecer.
Nos manipulan de muchas maneras y por todos los sitios, lo sabemos. ¿Podemos evitarlo? Seguramente no. Pero, al menos, podemos reducir esa manipulación, podemos hacer el pequeño esfuerzo de leer estas obras de Orwell, o a Dickens, o a Paul Johnson, (cuyo libro "Intelectuales" vacuna contra tantos mitos que una formación tendenciosa y superficial ha introducido en nuestra mente, al igual que "Los monstruos de la razón" de Rino Cammilleri nos alerta sobre cómo terminan los intentos de "arreglar el mundo" diseñados sobre elucubraciones que no lo tienen en cuenta). Añadamos a Chesterton, Wast, Benson, ...
Podemos luego no compartir o no hacer caso de sus ideas, pero no cabrá la posibilidad de decir "no lo sabía" cuando la metástasis ya se haya producido. Y, además, en lugar de reconocer nuestro fallo, echar la culpa a otros, porque lamentablemente parece instalada la mentalidad de que siempre son "los otros" los culpables y los que "justifican" nuestros errores.