SANTIAGO DE COMPOSTELA. Catedral. Tímpano de Santiago caballero (ca. 1240)
La iconografía de “Santiago matamoros” es hija de una época de guerra, en la que los españoles luchaban por reconquistar aquello que les había sido quitado por la fuerza y la violencia. En sus “Memorias”, Abd Allah, último rey zirí de Granada destronado por los almorávides en el 1090, recoge las palabras que le dirige el conde Sisnando Davídiz: “Al-Andalus era en principio de los cristianos, hasta que los árabes los vencieron y los arrinconaron en Galicia […] Por eso, ahora que pueden, desean recobrar lo que les fue arrebatado…” Y en esa larga lucha se estaba y sus efectos en todo se notaban, Arte incluido. Si aquella iconografía hubiera aparecido durante la invasión francesa de principios del siglo XIX, serían gabachos los que aparecerían a los pies del caballo del Apóstol.
Estamos así en una época en la que la figura del “caballero” era muy importante tanto material como simbólicamente y es la que se adopta para representar a Santiago como protector y defensor de la cristiandad y, en especial, de España. “Hay que estar siempre en trance de combate y no se puede bajar la guardia, porque nuestro enemigo no descansa”, escribirá Erasmo de Rotterdam en su “Enquiridión. Manual del caballero cristiano”. Para el sacerdote neerlandés, las armas cristianas son dos: la oración y la ciencia, pero escribe dos siglos después. En los siglos XII-XIII, en España, la misión protectora se transmite mejor dotando de espada al Apóstol, sin abandonar la cruz. No será el único: San Jorge o San Millán también fueron representados así. La guerra contra los invasores árabes fue muy larga y las secuelas de muerte, destrucción, saqueo, toma de esclavos, quema de cosechas, etc. que ocasionaron las razzias en los territorios reconquistados permanecería indeleble. Si uno se pregunta por el qué implorarán las figuras arrodilladas ante el Apóstol, contempla los ángeles de la arquivolta con sus manos abiertas en mensaje universal de paz y recuerda las profecías de Isaías, las dudas son escasas.
La figura de Santiago caballero apareció antes que la de matamoros y este tímpano de la catedral compostelana que se supone proviene del antiguo claustro románico, es uno de los testimonios (1). No sé quién ni en qué se basó para llamarle “tímpano de Clavijo”, viendo en las figuras el “tributo de las doncellas”, aunque razones tuviera, pero me interesa ahora exclusivamente el aspecto iconográfico. En el relieve, el Apóstol “presume” de aquella única condición en el estandarte, “SCS IACOB APLUS XPI” . El Códice Calixtino (s. XII) es conocido sobre todo por su libro V en el que su autor describe el Camino, la ciudad y el templo, pero contiene mucho más. Sirvan de ejemplo que de “gran soldado” le califique un himno atribuido a don Guillermo, patriarca de Jerusalén, “soldado del Rey” le llamará San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers o “Y para los gallegos resplandece, buen caballero”, se lee en el “conductum de Santiago”, compuesto por el maestro Roberto, cardenal romano.
La oración y la ciencia que preconiza Erasmo son sin duda las mejores armas del cristiano, pero las condiciones para que ambas puedan ser utilizadas en plenitud sólo se consiguen en ocasiones y lamentablemente con una espada en la mano. Que lo que denominamos Reconquista fue una lucha por tierras y ciudades, pero también por lo espiritual, lo más íntimo y valioso del ser humano. El citado Abd Allah pidió la ayuda almorávide para luchar contra Alfonso VI y defender su reino, pero, al final, fueron ellos los que le destronaron: cuestión de espadas.
(1) La primera representación conocida del "Santiago matamoros" se encuentra en el Tumbo B de la Catedral de Santiago, año 1326. docplayer.es/59441005-Revista-d-historia-medieval-anales-...
NOTA.- Este tímpano ha sido origen de diversas polémicas. Su arco está formado por cinco dovelas, cada una con dos ángeles. Sin entrar en su posible procedencia, señalar que en el Museo catedralicio se expone otra dovela más con similar motivo iconográfico, cuya fotografía subiré en breve.
SANTIAGO DE COMPOSTELA. Catedral. Tímpano de Santiago caballero (ca. 1240)
La iconografía de “Santiago matamoros” es hija de una época de guerra, en la que los españoles luchaban por reconquistar aquello que les había sido quitado por la fuerza y la violencia. En sus “Memorias”, Abd Allah, último rey zirí de Granada destronado por los almorávides en el 1090, recoge las palabras que le dirige el conde Sisnando Davídiz: “Al-Andalus era en principio de los cristianos, hasta que los árabes los vencieron y los arrinconaron en Galicia […] Por eso, ahora que pueden, desean recobrar lo que les fue arrebatado…” Y en esa larga lucha se estaba y sus efectos en todo se notaban, Arte incluido. Si aquella iconografía hubiera aparecido durante la invasión francesa de principios del siglo XIX, serían gabachos los que aparecerían a los pies del caballo del Apóstol.
Estamos así en una época en la que la figura del “caballero” era muy importante tanto material como simbólicamente y es la que se adopta para representar a Santiago como protector y defensor de la cristiandad y, en especial, de España. “Hay que estar siempre en trance de combate y no se puede bajar la guardia, porque nuestro enemigo no descansa”, escribirá Erasmo de Rotterdam en su “Enquiridión. Manual del caballero cristiano”. Para el sacerdote neerlandés, las armas cristianas son dos: la oración y la ciencia, pero escribe dos siglos después. En los siglos XII-XIII, en España, la misión protectora se transmite mejor dotando de espada al Apóstol, sin abandonar la cruz. No será el único: San Jorge o San Millán también fueron representados así. La guerra contra los invasores árabes fue muy larga y las secuelas de muerte, destrucción, saqueo, toma de esclavos, quema de cosechas, etc. que ocasionaron las razzias en los territorios reconquistados permanecería indeleble. Si uno se pregunta por el qué implorarán las figuras arrodilladas ante el Apóstol, contempla los ángeles de la arquivolta con sus manos abiertas en mensaje universal de paz y recuerda las profecías de Isaías, las dudas son escasas.
La figura de Santiago caballero apareció antes que la de matamoros y este tímpano de la catedral compostelana que se supone proviene del antiguo claustro románico, es uno de los testimonios (1). No sé quién ni en qué se basó para llamarle “tímpano de Clavijo”, viendo en las figuras el “tributo de las doncellas”, aunque razones tuviera, pero me interesa ahora exclusivamente el aspecto iconográfico. En el relieve, el Apóstol “presume” de aquella única condición en el estandarte, “SCS IACOB APLUS XPI” . El Códice Calixtino (s. XII) es conocido sobre todo por su libro V en el que su autor describe el Camino, la ciudad y el templo, pero contiene mucho más. Sirvan de ejemplo que de “gran soldado” le califique un himno atribuido a don Guillermo, patriarca de Jerusalén, “soldado del Rey” le llamará San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers o “Y para los gallegos resplandece, buen caballero”, se lee en el “conductum de Santiago”, compuesto por el maestro Roberto, cardenal romano.
La oración y la ciencia que preconiza Erasmo son sin duda las mejores armas del cristiano, pero las condiciones para que ambas puedan ser utilizadas en plenitud sólo se consiguen en ocasiones y lamentablemente con una espada en la mano. Que lo que denominamos Reconquista fue una lucha por tierras y ciudades, pero también por lo espiritual, lo más íntimo y valioso del ser humano. El citado Abd Allah pidió la ayuda almorávide para luchar contra Alfonso VI y defender su reino, pero, al final, fueron ellos los que le destronaron: cuestión de espadas.
(1) La primera representación conocida del "Santiago matamoros" se encuentra en el Tumbo B de la Catedral de Santiago, año 1326. docplayer.es/59441005-Revista-d-historia-medieval-anales-...
NOTA.- Este tímpano ha sido origen de diversas polémicas. Su arco está formado por cinco dovelas, cada una con dos ángeles. Sin entrar en su posible procedencia, señalar que en el Museo catedralicio se expone otra dovela más con similar motivo iconográfico, cuya fotografía subiré en breve.