El infinito de una mirada.

Me dejaron el infinito para mi solo,

y no pude por menos que admirarlo.

Allí nadie molestaba mi mirada,

ni siquiera un ave con su vuelo.

Todo era gozo y silencio encendido,

mientras el sol hacía su última parada.

Dos golpes más de una mirada,

y todo habrá sido ya agua pasada.

El silencio penetra hasta los huesos,

no hay infinito mayor que una mirada.

 

 

Vangelis - Hymne.

Done